Ambos hermanos están solos en la casa. El encierro por meses debido a la pandemia, sumado el aburrimiento, hacen que comiencen a tontear entre ellos, algo que era muy habitual en su relación como hermanos. Lolly, empieza a molestar a su hermano para que le haga unos masajes de pies. Según ella, desea comprobar el mito de que es posible lograr un orgasmo con unos masajes de pies. Su hermano no está muy interesado, pero como no hay nada para hacer, se prende a participar de su tonto juego. Los masajes no hacen mucho efecto en Lolly. Pero sentir las manos de su hermano en sus pies, eso sí, la afectó un poco. Tantos meses de encierro hacen que su hermano se convierta literalmente en el único chico que le ha preste atención. Ella, sin darse cuenta, comienza a coquetearle, y poco a poco va subiendo el calor entre ambos. Ella le dice que no cree poder lograr un orgasmo con los masajes de pies, que la única forma que conoce es la normal. Su hermano le responde, "a modo de broma", qué tratándose de la manera normal, él era un profesional, y que si ella está dispuesta podrían probar. Ella se ríe, pero lo piensa un poco, y no le parece tan descabellado jugar a dejarse llevar por la situación. Es que su hermano era el único chico que le decía cosas lindas, y eso le causó una especial dulzura. Así que para devolver el gesto, Lolly se atreve a levantar su blusa, para permitirle ver sus ricas tetas y recibir su opinión. Pero como sabrán... todo esto se irá al demonio, ambos hermanos terminarán calentándose, el uno con el otro, y olvidando cualquier norma ética y moral. Finalmente, Lolly conseguirá su tan ansiado orgasmo, pero justo en la verga de su propio hermano
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