Mamá está desesperada por volver a ser madre, pero acaba de tener nuevamente un aborto espontáneo. Su esposo aún no sabe la triste noticia, y es que mamá teme decirle, ya que él desistiría de la idea de seguir intentándolo. Su hijo llega a casa y la encuentra llorando desconsoladamente, y ella le cuenta lo ocurrido. Ese bebé se ha vuelto una obsesión para mamá, y ahora pide apoyo a su hijo mayor para enfrentar la adversidad. El joven intenta convencerla para interceder con su padre, y explicarle sobre el aborto, y hacerle ver que aún pueden intentarlo. Pero mamá le dice que su esposo es demasiado religioso, y si nuevamente sabía del aborto espontáneo, lo tomaría como voluntad divina. En ese momento, mamá sumida en la desesperación y la confusión mental, le pide a su hijo que la ayude a quedar embarazada. El joven no entiende del todo a que se refería su madre. Mamá le explica que él tiene el mismo ADN así que su padre pensaría que es de ambos. El chico le dice que no, que es imposible, que incluso si fuese posible es innatural y que el niño podría nacer con problemas por su familiaridad directa. Mamá intenta convencerlo de que eso no sucederá, ya que esos problemas surgen a partir de la 3era. generación. Aun así, el chico le dice que no es posible, que ni siquiera él podría excitarse por ser su madre. Pero mamá no duda y se quita el vestido rápidamente, y le deja ver sus tetas y su concha. El chico queda atónito, pero además no entiende por qué reaccionó con una notoria erección. Mamá le dice que se tranquilice, que eso es normal, que aunque ella sea su madre, el cuerpo reacciona a los estímulos de una mujer. Mamá, ahora desnuda, se abre de piernas, y le pide que proceda a embarazarla. El chico ahora excitado accede, y le mete lentamente su verga. Pero sentir la cálida y húmeda concha de mamá era mucho más rico de lo que él esperaba, y realmente empieza a disfrutar de la situación. En cambio, Mamá, había descubierto que su propio hijo tenía una verga aún más grande que la de su padre, y cuando él la metía completamente, lograba llegar hasta lo más profundo de su útero, lo que le provocaba un dulce dolor de placer. Mamá había roto las inhibiciones, y ahora había comenzado gemir rogando por más y más verga, viniéndose una y otra vez empapándolo totalmente. El chico no esperaba que el morbo de cogerse a su propia madre lo hiciera calentarse tanto. Ahora sus bolas comenzaban a llenarse y parecían que iban a explotar, pero debía soportar hasta qué mamá se lo permitiera. Finalmente, su madre llega al clímax, y grita pidiendo su leche. Momento en que el chico, ya en su máximo esfuerzo, libera toda su tención con una abundante descarga de leche en lo más profundo de la concha de su madre, dejándosela completamente llena.
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