Nuestra historia llega a su desenlace final. Mamá perdió totalmente su camino a la redención. Ella está harta de seguir las normas religiosas que la obligan a ser infeliz, y fuerzan a seguir con un matrimonio desgastado manchado por las continuas infidelidades des su esposo. Mamá es una mujer, que está redescubriéndose a su edad, y encontró en su hijo la complicidad perfecta, para tener una dulce aventura muy oscura, prohibida y secreta. Ella ya cedió a satisfacer sus necesidades con su hijo, y descubrió que puede sentirse mujer al menos con la persona que más ama. Ya no hay vuelta atrás, lo hecho, hecho está. Pero el morboso acto de haber cometido el incesto, no terminó ahí, y Mamá no deja de sentirse deseada por su hijo. Ella siente la adrenalina de lo prohibido, y el deseo por romper aún más estos impulsos es como una droga, que no puede detener y nublan su razonamiento. Hoy Mamá lo ha meditado todo el día, y está dispuesta a retribuir todas sus frustraciones maritales con su hijo, así que ella se pone su más sexy lencería y espera a que su hijo llegue a casa. Él no sabe que mamá espera en el cuarto acostada en la cama lista para seducirlo. El chico tenía pensado salir con sus amigos, pero mamá tiene otros planes y quiere buen sexo. El chico no está muy seguro de subir a este nivel, siente que es muy peligroso aun para él. Pero Mamá es insistente y recurrente, ella intentará convencer a su hijo haciéndole una muy dulce y rica mamada. Ella solo quiere sentirse mujer, y acabarse unas cuantas veces en una buena verga, algo que hace años no siente. Y su hijo tiene justo el tamaño de verga que ella tanto necesita. Mamy solo pide que se aguante de venirse rápido, y haga bien su tarea metiéndosela hasta el fondo. Como premio por su buena labor, y aguantarse hasta el final, Mamy se tomará toda la leche
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