Brooklyn es una madrastra abnegada, dedicada a su hogar, y comprometida con sacar adelante a su familia, pero evidenciaba una falta de atención enorme por parte de su marido. Aun así, ella deseaba mantenerse activa y bella, por eso mantenía una rutina diaria de ejercicios. Pero ahora su esposo, el lugar de darle verga, que era lo que ella necesitaba. Se le ocurrió imponerle, como nueva tarea, que su hijo se sume a realizar ejercicios físicos, ya que es un chico sedentario y holgazán. Por ello, Mamá debió salir de compras, en compañía de su amiga Tara, en busca de nuevos conjuntos deportivos. En agradecimiento por el gesto de Tara, mamá le regala un conjunto deportivo. Ambas llegan a casa, y comienzan a probarse la ropa. Como Tara tenía la tarde libre, Brooklyn la invita a hacer ejercicios juntas, pero le advierte que deberá soportar la presencia del inútil de su hijastro. Comienzan a hacer las rutinas, y Brooklyn no puede lograr que su hijo haga nada bien. El chico parece distraerse mirando la panucha de su madre, que se ve ahora muy bien marcada con la ropa deportiva nueva. Mamá advierte la enorme erección que se marcaba en el pantalón de su hijo, y sus necesidades insatisfechas de verga, la afectaron, y se activaron sus impulsos. Así que ella se finge molesta, y lo enfrenta por su actitud inapropiada. En razón de demostrarle una lección sobre su conducta enferma, ella se quita su short deportivo, dejándole al descubierto su panucha. En ese momento, piensa que podría justificar su necesidad de deseos sexuales proponiendo un sistema de motivación a su hijo para mejorar las rutinas. Evidentemente, lo que terminaría, como es sabido, con la verga de su hijo en lo más profundo de su concha. Pero la tímida Tara, es solo una testigo, de la morbosa e incestuosa escena entre Brooklyn y su hijo, que sin pensarlo, o quererlo, su amiga la anima y también termina ensartada en la verga
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